Divina Pastora. Escuela Colonial. Siglo XVIII. Óleo sobre lienzo. La obra presenta a la Divina Pastora sentada en un paisaje sereno, bajo un cielo azul verdoso que enmarca la escena con un halo de tranquilidad. Viste un sombrero de ala ancha adornado con pluma blanca, túnica rosada, manto azul oscuro y capa forrada de piel blanca, todo ello modelado con sutiles transiciones cromáticas. Dos corderos se sitúan a ambos lados de la figura femenina, ambos tocados por rosas que la pastora les ofrece con delicadeza. La composición se articula en torno a un eje central que realza la figura principal, cuyas facciones suaves y mirada apacible evocan la idealización característica del arte virreinal colonial. El tratamiento decorativo de las vestiduras, junto con la rigidez algo ingenua de los animales, delata una sensibilidad devocional propia del arte religioso popular del ámbito hispanoamericano. El uso del color, cálido y contrastado, y la estilización de los elementos naturales refuerzan su expresividad simbólica. Esta pieza se inscribe plenamente en la iconografía mariana de la Divina Pastora, devoción muy extendida en el mundo colonial desde el Siglo XVIII. Medidas: 82 × 61 cm; con marco 88 × 67 cm.
