ÓLEO SOBRE LIENZO. ESCUELA ESPAÑOLA DEL SIGLO XVIII TEMÁTICA RELIGIOSA, "EL BUEN PASTOR NIÑO". 37X30CM/30X23CM (CON INSCRIPCIÓN TRASERA: "REGALO DE MI AMIGO MENG") Iconografía: Desde el comienzo del cristianismo, el «buen pastor» es la imagen de Jesús de Nazaret que, en su calidad de pastor, cuida y salva a su rebaño. El tema es el más representado en la iconografía paleocristiana y pueden encontrarse testimonios a partir del siglo II. La inspiración de las primeras representaciones se toma de la imagen de Orfeo —al que se le atribuía el don de encantar a los animales mientras tocaba la lira—, y de la representación de las obras romanas en las que el cordero entre los brazos era un símbolo de filantropía. En el primer tema el «buen pastor» guarda su rebaño, de pie o sentado. La otra representación con el cordero extraviado en los brazos o sobre los hombros está mucho más extendida y procede directamente de los modelos paganos del moscóforo o el Hermes (Crióforo) que lleva la oveja del sacrificio. A partir del siglo VI decae la representación del «buen pastor» hasta desaparecer completamente en la Edad Media, hasta que se recupera entre los siglos XV y XVI, para volver a quedar relegada en el siglo XIX. En los siglos XVII y XVIII reaparece a veces con la versión de la «divina pastora». La variedad de representaciones es numerosa. Las características comunes de las obras suelen presentar a un niño que porta un báculo, cayado o flauta, con túnica, y que tiene en su regazo o lleva sobre los hombros un cordero. También se ha representado con Jesucristo adulto. En pintura se encontraba ya en las catacumbas de San Calixto o de Domitila. Una de las representaciones del «buen pastor» más conocidas es la de Bartolomé Esteban Murillo.

Atribuido a Gasparo Lopez. "Lopez dei Fiori" (Nápoles 1677-Florencia, 1732) Naturaleza muerta con flores, aves y una fuente. Óleo sobre lienzo adherido a táblex. La naturaleza muerta que aquí se presenta muestra estrechas analogías estilísticas con la obra de Gasparo Lopez, protagonista de la pintura napolitana del siglo XVIII tras Andrea Belvedere y los pintores de flores franceses. Gasparo López fue un excelente pintor de flores perteneciente a la escuela de bodegones napolitanos inspirados en Paolo Porpora, Giovanni Battista Rouppolo y Andrea Belvedere, con quienes aprendió a pintar. Posteriormente se instaló en Florencia, donde se convirtió en pintor de corte del gran duque. Es el biógrafo Bernardo de Dominicis quien señala cuán decisivas fueron en su carrera las influencias de Jean Baptiste Dubuisson, hábil divulgador en Nápoles de las costumbres cortesanas de Jean Baptiste Monnoyer, que lo llevaron a una pintura de gusto ornamental pero caracterizada por un vivo cromatismo. Sus obras se caracterizan por el gusto decorativo y refinado con gran atención al detalle al describir los distintos tipos de flores. La gran cantidad y riqueza floral de sus composiciones hacen honor a su apodo de “di Fiore”. Fragmentos artquitectónicos, platos o jarrones ricamente decorados, a menudo con la presencia de un putti, aves, pequeños animales y cascadas de flores utilizados para crear ambientes florales típicos de una cultura donde predominaba absolutamente una estética fresca. En contraste entre los colores de la tierra y los de las flores, la atmósfera viva y densa hace que la composición sea más intensa y el fondo se ilumine mediante juegos de luces, dando cuerpo al jarrón y a la fuente e iluminando los pétalos con vivos colores. Como indica Rita Iacopino "Lopez demuestra, coherentemente con los tiempos, una sensibilidad particular con una representación de la naturaleza muerta barroca en términos más auténticamente decorativos, dando vida a aquello que se ha definido como “barroco naturalista”, una naturaleza no descrita de manera realista, sino idealizada y sublime". A comparar con la obra realizada por Lopez en 1658 y conservada en el Kunsthistorisches Museum en Viena. Bibliografía de referencia: "Gaspar Lopez pittore di principi e gentiluomini", por Alberto Cottino. Catálogo de la exposición celebrada en la Galería De Primi Fine Art S.A, Lugano, 17 novembre 2010-15 gennaio 2011. Génova, 2010. y "Dopo Caravaggio Fiori dipinti del Seicento napoletano nelle collezioni di Palazzo Pretorio e della Fondazione De Vito", por Nadia Bastogi e Rita Iacopino. Claudio Martini editore. Prato, 2020. 'Vite de pittori, scultori ed architetti napoletani", por Bernardo de Dominici. Forni, 1971. 116 x 89 cm.